domingo, 23 de mayo de 2010

Lirios 2.


sentí como un calor me embriagaba y mi nombre era varias veces repetido... Sin embargo no sabía si despertarme o seguir mi curso, no se estaba tan mal así.. no sentía el dolor de mi cuerpo... ni tenía preocupaciones... Sin embargo... ese fuerte aroma a Lirio y el fuerte dolor que sentí sobre mi nombre, me hizo sentir más pesada si no despertaba ya...
luego de abrir mis ojos vi como mi muñeca estaba vendada y un chico de cabello cafe y alto limpiaba la cocina que al parecer era una cabaña.
El volteo en un movimiento que sentí era brusco, pero al mismo tiempo tan suave y delicado que me dejo mareada.
-¿Verónica... no podías llegar en mejores condiciones y ahorrarme la angustia? - dijo mirándome fijamente con sus ojos intensos de color café. Pero sus ojos no era lo que más me tenia hipnotizada. No podía ver lo que el planeaba ni tampoco sus pensamientos.
- Verónica o debería decir reina... quien le hizo esas heridas... - su expresión y su vos cambiaron a un frio y oscuro tono... el cual en menos de un segundo, me sonrió y vi como sus ojos se ponían mas claros.
- qui... qui.. quien eres tú ? - dije aun algo confundida.
- si es cierto... me llamo Lorenzo, ahora puedes decirme por favor.. quien te hizo esto - dijo acercándose a mí y rosando mi pierna y costilla.
Yo voltee la mirada, que importaba ya, al igual... no conocía a este hombre.
- Verónica, necesito que confíes en mi, escúchame... desde que te mudaste a este reino te observaba todas las tardes leyendo y disfrutando de manzanas. te juro que si hubiera querido y haberte hecho daño hubiera sido sencillo matar a tus tontas acompañantes y hubiera seguido contigo... también es ilógico que fuera yo mismo a poner esa nota en ese Lirio... sabía que no eras feliz allí... - dijo subiendo solo un poco la mirada a mi muñeca... - si... que pase un susto.
sé que no podía leer ni sus pensamientos ni sus movimientos... pero su palabras me daban paz y un poco de ganas de dormir.
- Lorenzo... vendrán a buscarme.. te estás poniendo en riesgo..- me interrumpió con una gran risotada...
- Hay Verónica yo no llegue con una cortada profunda en una de las venas más importantes del cuerpo...- sus ojos poco a poco bajaban de un tono claro a su tono habitual.
me sentía algo tonta, pero su sonrisa me hacía sentir, también... que sentía de nuevo mi corazón vivo.
me distraje mirando la bella cabaña que para ser habitada por un hombre todo estaba en su puesto.
me encantaban los diferentes recipientes y el contenido. que al parecer eran líquidos, pastillas diferentes de colores y plantas que habían en la cocina en un hermoso mueble con hermosas flores y otras cosas talladas en el. y en ese mismo momento me di cuenta que ya no había luz del sol.
- ¿¡Por Dios!? ¡qué hora es! deben estar buscándome en el palacio - dije intentando ponerme en pie - me va a matar - dije en un susurro ahogado.
Lorenzo quien no me había parado de mirar ni un minuto sus ojos se pusieron de nuevo claros y la parte blanca, de los ojos rojos.
- Verónica, cálmate por favor... en ese estado que llegaste y la cantidad tan grande que perdiste de sangre, antes es un milagro que sigas viva. - dijo intentando de detenerme.
Sin embargo en ese bello paraíso que había estado tan poco tiempo se derrumbo al recordar como Alexander podía acabar conmigo a golpes.
- Lorenzo, ¿por qué no me dejaste morir? - dije ahogándome aun mas en un dolor profundo y al mismo tiempo poniendo mi brazo sobre mis ojos, no podía permitirme dejar que el me viera llorar, así tuviera que engañar a mi corazón con mentiras con dulces que al fin y al cabo terminaban siendo veneno, un engaño que lo hacía dormir.
- Como puedes decir algo así Verónica... - alcance a sentir un tono de dolor en su vos.
No sé por qué con el no podía usar la hipocresía, esas mascaras que me ayudaban con el resto de personas a la hora que no estabas bien y por esto mis lagrimas corrieron, no me importaba ya el dolor de mi cuerpo mi corazón estaba mucho más pesado.
- Verónica... Reina, discúlpeme por mi imprudencia...- dijo esto y me abrazo.
Sentí como mi corazón estallaba y por primera vez deje a un lado la etiqueta y clase que debía cargar y pude ser la niña que podía llorar por que se sentía mal.
Lorenzo se separo de mi y fue a la cocina, donde empezó a cocinar algo que no sabía que era pero olía muy bien.
me dormí hasta que sentí el olor un poco más fuerte, hay estaba Lorenzo, teniendo una bandeja con comida.
se arrodillo al lado de mi cama puso a un lado suavemente la comida y me ayudo a sentarme tan delicadamente que parresia que estuviera tocando una porcelana tan frágil que en un movimiento mal hecho se haría añicos. tomo el plato y la cuchara y me ofreció. yo sentí tanta vergüenza.
- Lorenzo, no tienes que hacer esto enserio, yo puedo. - dije.
- Verónica, con tu mano derecha así y sé que eres ambidiestra, pero aun así no manejas también tu mano izquierda como la derecha.
Yo estaba algo asombrada... ¿como el podía saber algo así.? me limite a recibir lo que dulcemente me daba con tanta paciencia.
Que no se si era pecado... pero ni mi propia haya me había tratado así...
desee que mi vida siguiera así junto a este extraño. y así fue... o eso creí.... esa noche helada de invierno llego Alexander con unos cuantos soldados armados de antorchas...
no se alcanzaban a ver bien pero mi nariz podía identificar entre la cena que preparaba para él y para mi, que el olor a madera quemada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario